A algunos les parecerá una tontería pero el vínculo que se crea en muchas personas con sus peluches es tan duradero como precioso. Es como un amigo más, un objeto valioso donde guardan grandes recuerdos de su infancia y donde se van añadiendo vivencias buenas y malas de la vida. El peluche siempre está ahí para poder abrazarle y recordar quién nos lo regaló o el apoyo que sentíamos a través de él cuando éramos pequeños.

Por eso es bueno regalar peluches y marionetas de calidad a las personas a las que les gustan estos juguetes amigos. De no ser así por mucho que les quieran con el tiempo o con los lavados se deteriorarán y perderán el vínculo con ese peluche para siempre. Si bien muchas personas aunque el peluche tenga mal aspecto le seguirán queriendo, hay extremos en los que esto es inviable.

Los peluches pueden llegar a ser grandes compañeros donde llorar, donde estrujar o con quien dormir. Da igual la edad que se tenga, pues hay personas totalmente normales que les encantan los peluches, o sobre todo se da el caso de personas que mantienen durante toda su vida “su peluche”.