Una de las dificultades que suelen encontrar muchos padres a la hora de educar a un niño o una niña se halla en la comida. En bastantes ocasiones, los padres se inquietan al descubrir que, de un momento a otro, los pequeños comienzan a escarbar más en el plato y terminan llevándose a la boca casi la mitad de su contenido.

En un principio puede parecer que al comer menos nuestros hijos corren el riesgo de llevar una mala nutrición, pero si hemos consultado al médico y este nos asegura que los pequeños están bien, entonces deberemos dejar nuestra ansiedad de padres y entender por qué ocurre tal comportamiento.

Durante el primer año de vida, es normal que los niños coman mucho, pero a medida que van creciendo, estos van reduciendo la cantidad de alimentos que ingieren, ya que si comieran como al principio, probablemente sufrirían de obesidad.

Como padres, debemos dejar que los pequeños decidan la cantidad que van a tomar y no obligarles a que comer más si ya no tienen hambre. Lo que sí podemos hacer es adecuar la hora a la que se come y se cena en función del momento en el que los niños ya tengan hambre; no cocinar un plato diferente para ellos o evitar que coman entre horas.