Cuando llega la noche y después de cenar, es costumbre que los padres se acerquen a la habitación de sus hijos y, con un beso, les den las buenas noches a él o a ella y a su peluche. Pero los padres también podemos pasar algo más de tiempo con ellos antes de que cierren los ojos. ¿Cómo? Con un cuento.

Porque, aunque parezca lo contrario, leer a nuestros pequeños un libro antes de dormir trae consigo una gran número de beneficios. Un cuento les ayuda a estimular su imaginación, fantasía y memoria. Este último resulta de especial importancia, ya que en un futuro podrán aprender con más rapidez.

Que los niños escuchen a sus padres leer una historia también favorece el desarrollo de su lenguaje. Con un cuento, los pequeños conocen más vocabulario, nuevas expresiones y se disipan todas las dudas que puedan tener sobre construcciones gramaticales.

Por otro lado, las historias infantiles transmiten valores que los niños pueden adquirir, como la constancia, el amor, la amistad o la empatía y aprenden a escuchar con atención y ser pacientes. Aunque quizás el beneficio más atractivo se encuentre en la relación más estrecha que crean con sus padres, yéndose a dormir soñando con las aventuras que reproducirán al día siguiente con su peluche o marioneta.